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Estamos viendo cómo desde todas las trincheras se lanzan ráfagas indiscriminadas con el mensaje de que “para ser más competitivos es imprescindible innovar y aumentar la productividad” que resulta tan eficiente como decirle al naufrago que se ahoga en medio de la Mar Océana: “nade usted hacia allí, hacia la costa”. El caso de VESTAS, la fábrica de aerogeneradores que ha anunciado su cierre definitivo en León, es todo un ejemplo para obligar a quien corresponda a dar un volantazo de 180 grados a la ceguera de la Junta de Castilla y León comprometida con el desarrollo de un modelo productivo cortoplacista que no genera más satisfacción que la inmediatez en la creación de puestos de trabajo, sin duda necesarios, pero sin garantías de que cumplido el contrato, esos a quienes hemos recibidos con alharacas a lo “Bienvenido Mr. Marshall” y a mayor abundamiento poniendo pasta, no nos dejen (es dicho popular) “la prebenda en el morral”.

Con la entrada en vigor a partir del 1 de enero de 2018, de la mayor parte de medidas integrantes de la Ley de Reformas Urgentes para el Trabajo Autónomo (Ley 6/2017) que no pueden separarse de la apuesta por el emprendimiento acometida por el Gobierno del Partido Popular, es buen momento para recordar que lo “autónomo” es lo contrario de lo “colectivo” y que frente a la individualización de la economía y, consecuentemente, del deterioro de las Relaciones Laborales que consolida un modelo social de por sí insolidario (moralmente legitimado -gran victoria del pensamiento liberal- desde los años ’70) se contrapone el emprendimiento colectivo (entender la empresa como proyecto compartido) con especial referencia a la Sociedad Laboral en tanto modelo mercantil en el que la Economía vuelve los ojos a la persona contribuyendo a la construcción de un modelo social solidario y comprometido con el entorno.

El desempleo y la despoblación es uno de los grandes problemas de Castilla y León, más de 186.500 parados según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), para el segundo trimestre de 2016. El sindicato UGT ha advertido recientemente de que hay más de 105.000 parados en Castilla y León sin prestaciones o subsidios, el 55 por ciento de los desempleados, en una Comunidad que ha alcanzado mínimos históricos en cuanto a la cobertura por desempleo. Además del poco empleo que disfrutamos, en la mayoría de los casos es temporal, precario y mal pagado. Muchos de los castellanos y leoneses que trabajan son pobres a pesar de tener un empleo. Es necesario remarcar que el empleo que se crea es temporal, precario y de escasa retribución, ocasionando un grave problema para la seguridad Social y nuestra sistema público de pensiones. Según la Comisión Europea el SMI español no garantiza una vida digna.

.Keno
Zoik.