Esperemos que el último sea el sepulturero
Un mercadillo y un mercadeo. Quienes tienen la obligación de proponer soluciones han convertido nuestra Comunidad (la región más extensa de Europa) en el festival del chalaneo y, a pesar de todos sus recursos, nos dejan entrever que para sus merecimientos y aspiraciones se queda corta tratándonos más de mercadillo que boutique de lujo.
Los responsables de la gestión pública, más pendientes de “lo suyo” (qué alegoría del “antiguo régimen” esa manera de relacionarse con la Administración grande y libre la contraseña de “¿qué hay de lo mío?”) que de “lo nuestro”, nos tratan con el mismo cariño indiferente que las grandes superficies al comercio de barrio: con desidia absoluta y sin disimular su desinterés.
Si en principio, aplicando una perspectiva más geográfica que emocional, cuanto más próxima al ciudadano se encuentre una Administración más conciencia se le presupone sobre el orden de prioridades y más cuenta la persona, la primera posición en la resolución de los problemas correspondería a las Administraciones Locales (Ayuntamientos y Diputaciones) incluso aunque como hemos visto, los mismos que en campaña pedían nuestro respaldo electoral para eliminar las Diputaciones, en ese chalaneo del que hablaba ahora vayan a presidirlas… Como decía el anuncio aquel de Brandy Veterano (el que dirigió Bigas Luna y que arrancaba con Ester Cañadas guapa y felina, seguía con Anne Igartiburu zapateando sobre una mesa a lo Carmen Amaya y terminaba con el preoscarizado Javier Bardém homenajeando “Jamón, Jamón”) “Así somos, así somos”…. Así son ellos… y así somos nosotros.
Y como prueba fehaciente de que los problemas crecen (sin que esto vaya de nostalgias) se publica el último informe del Instituto Nacional de Estadística sobre despoblación y encontramos la confirmación de que en Castilla y León, mientras los cementerios se agrandan, los paritorios se cierran.
Perdemos población a la vez que perdemos servicios, que es lo mismo que perder Derechos. En Castilla y León hay poblaciones en las que el abastecimiento de alimentos tan básicos como el pan o la leche (“Despacho de pan y leche” era uno de los establecimientos de proximidad más comunes en los ’80) no dependen tanto de la capacidad adquisitiva sino de la “transportiva”. Y eso ocurre en una Comunidad que suministra a gran parte del mercado nacional y europeo alimentos sanos y de calidad provenientes de la agricultura ecológica, en un sistema de producción que respeta a las personas y al medioambiente. Tragicomedias del mundo globalizado.
Retomando la exigencia de reforzar las Administraciones más próximas a la gente, nuestra Comunidad necesita que se dote de recursos económicos a los Ayuntamientos para que éstos no tengan que recurrir a la recalificación de terrenos. La supervivencia de Castilla y León exige la permanencia de servicios básicos como la sanidad y la educación que nuestros políticos han convertido en itinerantes; esta Comunidad demanda que se resuelva el problema de las comunicaciones con un transporte público que nos permita ir pero también volver, y con un tratamiento fiscal diferenciado en consonancia con lo que en plena Crisis Medioambiental implica proteger los espacios naturales. A Castilla y León le sobra chalaneo y le faltan soluciones. Queremos una tierra en la que puesto que no queda más remedio que tenerse que morir, moriremos, pero en la que antes queremos vivir.